Tenemos que contaros algo sobre el Panda de la playa. Se trata de algo un poco…extraño.
Ehem, Ella, ¿Por qué no les dices su nombre? D…
¡Schhh! No quiero hacerlo por el Blog. Algunos Pandas aún no lo han adivinado y no quiero fastidiarla.
Pero si ya ha habido un montón de comentarios… Bueno, si insistes, por ahora lo llamaremos “Pato”.
Es la traducción al español de su nombre. Suena muy gracioso.Vale, está bien. No os podéis imaginar el susto que me dió Pato ayer. Todavía se me ponen los pelos de punta cuando lo pienso. Resulta que Max y yo estábamos con él, queríamos averiguar su nombre, y de repente, se quedó dormido como un oso.
Ehemm, Ella.. es que es un oso, un oso Panda.
¿Pato? ¿Oso Panda? Estoy un poco confundida. Bueno, qué más da. El caso es que, como somos tan cotillas, nos presentamos en la playa otra vez por la noche. Queríamos estar allí cuando se despertara para averiguar cosas sobre su pasado. ¡Y vaya sorpresa nos llevamos! Pato aún seguía acostado, pero se movía un poco. Para asegurarnos de que estaba dormido, nos acercamos despacito. La verdad es que queríamos que se diera cuenta y se despertara, jeje.
Ella se puso a su lado, acercó la oreja a la boca de Pato para comprobar su respiración y de repente ¡se echó a sudar como loco!, agarró el brazo de Ella y empezó a rugir como un león: “¡AARRHHHHHHHH. NO NO NO, POR FAVOR! ¡Déjame, déjame!! ¡”ARRRHHHHHH”!
¡Se me puso el corazón en la boca!
Durante un minuto me tuvo cogida con sus fuertes manos, rugiendo como una bestia. Si no me creéis, podéis ver los cardenales que me han salido. Creo que estaba teniendo una pesadilla en la que reñía con alguien. Tenemos que observar su comportamiento y estar muy atentos.Que os vaya bienElla y Max
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